Hoy Recordamos unos de los peores accidentes Aereo En la Historia de Venezuela…
El accidente del DC-9 de Viasa cobró 155 vidas entre pasajeros y personas en tierra. Fue, entonces, la peor catástrofe aérea del mundo. Es la más grande de una aerolínea venezolana. Aquí están los ecos de una tragedia.
A las 10:30 de la mañana del 16 de marzo de 1969, sale de Maiquetía el vuelo 742 de Avensa con destino a Miami, haciendo escala en Maracaibo. En la capital zuliana debía recoger m…ás pasajeros y despegar hacia el sur de la Florida.
A las 12:00 del mediodía, el DC-9 de Viasa comienza a rodar por la pista de Grano de Oro hacia lo que sería su destino final: la catástrofe de la Urbanización La Trinidad. El vuelo 742, en su momento, fue la peor catástrofe aérea del mundo y sigue siendo la más grande de una aerolínea venezolana.
Y fue tal el impacto a nivel internacional que “en menos de 24 horas La Trinidad estaba lleno de corresponsales de casi todas partes del mundo, de radio, prensa y televisión, aseguró Héctor Escalante, periodista y hoy profesor universitario, quien narró los hechos el fatídico día.
Testigos presenciales del suceso, revelaron que el avión, comandado por el capitán Emiliano Zabelli Maldonado, tuvo problemas aterrizando en Grano de Oro.
El doctor Rafael Soto, quien se encontraba en la urbaización el día del suceso, contó que “Eddy Claude, instructor de aviación, observaba cuando el avión vino. Parece que tropezó o succionó unas ramas de los árboles que estaban ahí”.
El avión cargó 28 mil libras de combustible (unos 12 mil kilos) para despegar a las 12:00 del mediodía hacia la ciudad de Miami. Ya en la pista, solicita permiso para despegar. La torre de control lo autoriza. Así comienza el último recorrido por tierra que realizaría el YV-C-AVD. Al comenzar la carrera para el despegue, el avión recorrió tres cuartas partes de la pista sin levantar vuelo. Sólo le quedaban 200 metros cuando logró alzar el tren delantero.
Pasa por encima de la avenida Ziruma, a escasos 10 metros. Lo peor estaba por venir. Sobrevuela la La Trinidad, donde se acentúan los problemas. El ala izquierda choca con un poste de iluminación.
Según las investigaciones, y los relatos de la época, más adelante su tanque de combustible, repleto, se rasga con una torre de iluminación de una cancha deportiva de la zona, comenzando a derramar la volátil sustancia sobre las casas y personas que por allí se encontraban. Era el comienzo del fin.
Segundos después, colisiona con un poste de electricidad con dos transformadores, causando una estruendosa explosión. Una de las alas del aparato se desprende y cae sobre una vivienda y arrasando con todos los miembros de una familia que allí estaba. 155 personas fallecieron, entre ocupantes de la nave y habitantes del sector que estaban en tierra.
Las víctimas
Uno de los motores del avión salió expulsado e impactó con la vivienda de Lino Connell, una figura deportiva de la región. Connell no estaba en su residencia. “Escuché en una emisora que se había caído el avión de Viasa en La Trinidad. Traté de entrar a la casa y me dijeron que no, que los hijos míos estaban en el hospital y que la bebé, que tenía tres meses, se la habían llevado a la casa de una prima hermana mía que vivía cerca”, comentó.
Pero la familia Connell no había corrido con suerte. Aunque la bebé de Lino se había salvado, el resto no pudo sobrevivir. “Cuando vi a la niña pensé que los varones también se habían salvado, después me llamó mi hermana y me dijo que no, que estaban en la casa, pero habían fallecido”.
Además de la familia Connell, varias personalidades perdieron la vida en el lamentable accidente. Don Antonio Herrera, propietario del equipo de béisbol Cardenales de Lara, viajaba junto con su hijo a Miami. Ambos murieron.
También Isaías “Látigo” Chávez, lanzador venezolano de las Grandes Ligas, vio truncado su futuro por la tragedia.
Sobrevivientes
El reconocido periodista deportivo Rubén Mijares tenía previsto viajar a la ciudad de Miami ese día. “Mi destino era el Spring Training, y en la agencia me dijeron que no había cupo en ese vuelo. Yo le pregunté por qué y me dijo que un grupo de 39 norteamericanos viajaba de regreso en ese avión”.
La señora María Morales tampoco subió al YV-C-AVD, pero estaba en una situación igual o hasta peor, vivía en La Trinidad. “Eso era terrible, eso era un calor terrible, llantos, gritos, no tenía uno por dónde meterse”, fueron las palabras de Morales sobre el espantoso momento.
Otra que vivió de cerca la tragedia fue Isabel Aguache, quien perdió un hijo ese día. “Salí corriendo y me tiré, y cuando agarré al muchachito ya estaba quemado. Me acuerdo que tenía un vestido y se me pegó todo por las quemadas”, contó, entre lágrimas.
Las causas
Mucho se ha especulado a lo largo de los años sobre lo que pudo causar el accidente. Para la fecha, las herramientas que se tenían para investigar no eran tan sofisticadas como hoy día, por lo que para ese entonces no daba una causa determinante del hecho.
Se rumoraba que la pista de Grano de Oro no tenía a distancia necesaria para el despegue de este tipo de aeronaves. Esa información fue desmentida por expertos que indicaron que la longitud de la pista no era el problema.
Las principales sospechas apuntan a un sobrepeso inminente en el YV-C-AVD, que evitó que se levantara lo suficiente para iniciar su vuelo normal.
Hoy, 53 años después, las causas de la catástrofe siguen siendo un misterio que pareciera que nunca se develará.