“Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.”
(Lucas 15: 20-24)
Permítame explicar lo que sucedió a este joven como a lo mejor algunos hemos vivido esta misma historia pero en diferentes circunstancias.
Siendo el hijo menor le había solicitado a su padre su herencia para irse lejos y luego el joven derrochó todo en banalidades y placeres, f quedó completamente en la ruina y con mucha hambre solicita la ayuda de alguien y lo ponen a cuidar cerdos en una finca pero era tanta la necesidad y el hambre que tenia que deseaba comer de las algarrobas que alimentaban a los porcinos..
Y es allí en esa situación que la escritura nos muestra que hubo un momento de luz mental en él para reaccionar en forma correcta:
“Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”…
(Versiculos 17 y 18)
Siempre me impacta esta historia y quisiera explicarla de esta manera el día de hoy. En algún momento de nuestras vidas hemos tomado la actitud desafiante del hijo pródigo (malgastador, despilfarrador, derrochador), si pero la diferencia está que volviendo a la cordura después de tomar una actitud inmadura volvió la voz de la conciencia a su entendimiento y dijo volveré a la casa de mi padre… La conciencia es espiritual y es parte de la formas que Dios nos creó para comunicarse con nosotros dice el salmista:
“Bendeciré a Jehová que me aconseja;
Aun en las noches me enseña mi conciencia.”
(Salmo 16:17)
Si la voz de la conciencia esta esperando esa actitud de reconocer que hemos fallado ante Dios para iniciar un proceso de restauración en nuestras vidas el primer paso para una sanidad en el Alma es aprender a reconocer nuestros errores y entender que nuestro Dios es un padre amoroso que está esperando con ansias nuestro regreso a sus brazos.
La biblia dice:
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
(1Juan 1:9)
El ser humano es muy orgulloso y le cuesta reconocer si se ha equivocado o abandonado su hogar y las cosas no han salido como usted lo esperaba hoy quisiera llevar un Rayo de luz a su entendimiento para que deje a un lado ese rencor, dolor, orgullo y vuelva y con ayuda de Dios pueda levantarse y volver al encuentro con nuestro creador.
Oremos:
Señor confieso que mi orgullo me alejado de mi país, familia, esposa, hogar pero hoy vuelvo a tus brazos para que restaures mi vida..
¡¡Amén¡¡