📚 Hebreos 12: 15📚
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la Gracia de el Eterno Dios; que brotando alguna raíz de AMARGURA, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”
Hemos identificado como “problemas de raíz” a la Amargura el resultante de la falta de perdón, la avaricia ocasionada por el amor a los bienes temporales, la ofensa no tratada origina una herida que trae consigo un rechazo al amor, enfermedades que con lleva al ser humano a la muerte espiritual del afectado.
Así como una raíz pequeña crece hasta convertirse en un gran árbol, la amargura brota en nuestro corazón y eclipsa aun nuestras más profundas relaciones cristianas.
Una “Raíz de amargura” se apodera de nosotros cuando permitimos que los desacuerdos crezcan hasta volverse resentimiento, o cuando alimentamos rencores por heridas pasadas.
La amargura trae consigo celos, disensiones e inmoralidad.
Cuando el Espíritu Santo llena nuestra vida, puede sanar la herida que causa la amargura.